febrero 04, 2015

Despenalización

-No hay problema, no se dará cuenta de nada.
-¡Pero no es justo! ¡Debemos esperar para avisarle! ¡Además alguien tendría que obligarlo a salir, y nadie quiere hacerlo!
-Tampoco es problema, obligaremos a cualquiera con un edicto.

Ajeno a la discusión que definía su futuro, seguía disfrutando de las comodidades y tranquilidad de su aposento. Todas sus necesidades estaban cubiertas.
Aunque intuía que había algunos que no estaban muy contentos con su presencia, le tranquilizaba que su anfitriona no pusiera reparos a la molestia que significaba su constante expansión.

No se dió cuenta cuando la tenaza le aferró una pierna destrozando sus débiles huesos cercenándola y desapareciendo por donde había venido. Su grito de dolor se ahogó en el líquido amniótico que lo rodeaba.