noviembre 17, 2016

Mamihlapinatapai

Con la mirada se decían todo; a veces uno de los dos tomaba aire como para hablar, y el otro, espectante, no abría la boca para escuchar esa voz, hasta el momento, totalmente desconocida.
Cuando el ángel Recolector de Almas los encontró, estaban recostados frente a frente, con las manos tomadas cariñosamente, y sus rostros parecían vivos mirándose con pasión.
Cuentan en el cielo que el Recolector tuvo que despedazar los cuerpos con su espada para liberar las almas, pero no pudo separarlas, estaban tan unidas entre sí que Dios hizo una excepción y les destinó un lugar doble... por la eternidad.

Naturaleza

Me restregué los ojos porque no creía lo que veía: el cristal de la botella dibujó su rostro lentamente frente a mis ojos... en un momento era un cristal liso... y segundos más tarde su rostro surgió en relieve frente a mí.
Pensé que esta vez se me había pasado la mano con el suave y aromático mosto... pero me tranquilicé cuando caí en la cuenta que la luz de la luna cayendo sobre su rostro era un pálida calidez que abrigaba mis gélidas manos y derretía un poco la nieve en mis sienes.

octubre 27, 2016

Almohada literata

Me levanté de mala gana y cuando el espejo me saludó con un "el que en buena hora ciñó espada" se me espantó el sueño, la modorra y el dolor del cuello.
Limpié el espejo del vapor, pero nada, ahí escrito a la altura de mi frente el épico epíteto. 
Mi terror aumentó cuando un poco más abajo, hacia la derecha, percibí una cruz con los brazos caídos y finamente labrada en el cristal.
Aterrorizado e inmóvil comencé a observar todos los rincones y lugares buscando al autor de tan horrible broma, y un poco más allá, en el reflejo de mi cama encontré al culpable; me acerqué con vergüenza de mi terror inicial al darme cuenta que me quedé dormido encima del libro que uso como inductor del sueño, y en las páginas expuestas que me sirvieron de almohada...  faltaba la frase y una parte de la ilustración de Tizona.


octubre 24, 2016

Alonso Quijano

Mientras la vida se le iba en agonía, recostó su cabeza adolorida y ensangrentada en el suelo para dedicar sus últimas energías a pensar en ella...
- Mi dulce señora... ya no veré la vuestra fermosura... pero desde el cielo velaré por vuesa merced...

Y ahí quedó el vencedor del gigante Caraculiambro, malferido y agónico, derrotado y pisoteado por un rebaño de pantallas con  guazáp, intagrá y tuiter.

octubre 20, 2016

Serena Soledad

Me sonreía desde el otro lado del salón, y yo me daba buena cuenta de mi estúpida sonrisa para corresponderle porque no quería demostrarle el interminable recuerdo de su estampa en mi retina ni el afilado recuerdo de su risa que lastima mis oídos con su ausencia ni que mis latidos aún marcan su ritmo.

La veía etérea, como si volara apoyada en mi corazón de humo.
La oía lejana, como si huyera de mis palabras mudas.
La sentía profunda, como si escarbara en mis recuerdos olvidados: las olas rompían en la orilla en sincronía con nuestras risas, El Faro longevo testigo de la fría mañana y del calor de nuestras miradas; el desnudo mármol sonreía con gracia a nuestro paso, y los señoriales edificios envidiaban nuestra complicidad.

El beso de despedida no lo fue sólo del encuentro, sería también ignoto presagio de la lápida que, sin nosotros saberlo, se forjaba sobre el fuego de nuestros corazones núbiles e ingenuos.

Cachorros

Desde lo alto del risco, me dedicaba esa mañana a observar el mar de cabezas inquietas y bulliciosas en el valle. Los más grandes pasaban directamente a sus guaridas mirando con curiosidad a los recién llegados.

Y los recién llegados miraban todo con atención, sus rostros demostraban ansiedad, temor o curiosidad, y algunos se juntaban en grupos al reconocerse como parte de una misma camada.

La matriarca dió la señal, y rápidamente nos desplazamos hasta los lugares señalados y comenzamos a formar los grupos con cortos pero potentes rugidos.

Cuando terminamos miré con seriedad y atención la nueva camada a mi cargo, con un gesto me siguieron por los senderos y subimos hasta la mitad del risco, donde pasaríamos las siguientes cuatro temporadas preparándolos para enfrentar el desértico paraje que tenemos por hogar.

Sin emitir sonido los hice entrar y me ubiqué frente al grupo.

- Buenos días, me llamo Leonardo y seré su profesor jefe por los próximos dos años.

Han transcurrido casi dos años desde ese día, y tengo sus rugidos grabados en mis oídos, sus sueños y anhelos del futuro pegados en mi espíritu y sus garras y colmillos marcados en el alma. Para siempre.

Acústica violencia

Veo el cuervo de Edgar, cuyo graznido taladra mis oídos para penetrar en mi cerebro y asesinar mis neuronas; cómo extraño "Silencio"... y sólo es el primer partido.

mayo 24, 2016

Imaginación

Temo mirarte,
     podría tu figura desaparecer
          delante de mis ojos;

temo tocarte,
     podría mi mano moverse
         en el vacío;

temo hablarte,
     podrían mis oídos recibir
          el silencio como respuesta;

me aterra tocar tu mano,
     podrían mis dedos
          perderse en el infinito;

me aterra aspirar tu perfume,
     podrian mis pulmones
          llenarse de vacío,

me aterra besarte,
     podrían mis labios
          congelarse en el frío espacio.,

me aterra amarte,
     podría mi alma desvanecerse
          para siempre en el olvido.