marzo 04, 2013

Corte violento

Acariciaba su cuerpo provocándole suspiros angelicales, que llenaban mis oídos y los de los vecinos.
Mis dedos recorrían con placer la suavidad de su cuello y absorvían su vibrante pasión.

La bofetada que recibí por culpa del error de mi mano izquierda, me dejó una cicatriz en la mejilla derecha.

Debo dejar de usar cuerdas metálicas.

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