enero 25, 2017

Polos opuestos

-¡Verriondo!- le espetó ella dando un portazo.
-¡Carcunda!- le susurró él a través de la puerta.

Con la cara roja aún, abrió la puerta de golpe, y con los brazos en jarra le exigió:

-¡Pídeme perdón!

Y él cayó de rodillas.

Enero 25, 2017, 3:00 AM

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